Mi pequeño unicornio herido.

jueves, 3 de enero de 2008

Anoche, mientras me entregaba a mi sueño, entre la oscuridad y la luz de mi luna bella, volvió a mi, mi pequeño unicornio, el que guardé en el rincón de mi alma….

Recuerdo mi pequeño unicornio cuando llegó a mi herido, estaba sangrando, le dolía el corazón, lo tomé entre mis brazos y lo acurruqué.

Sentía tanto dolor, el mismo dolor que yo sentía al verlo herido, era tan pequeño, tan indefenso, tan bello.

Me rompí el vestido que de niña traía, y lo curé, le curé sus heridas que tanto le ardían. Me sonreía, porque por vez primera se sentía querido y acompañado.

Su sonrisa era tan pura, con sus ojitos llenos de ternura, no podía pronunciar palabras (hay que ser realistas en lo que se pueda y los unicornios no hablan jaja) pero no bastaba palabras para verlo renacer, para verlo un tanto más feliz.

Le había curado sus heridas, pero aún tenía sus alitas de cristal rotas, en ese momento yo aún no tenia las mías para habérselas entregado. Lo acaricié, no sabía como curar alitas de cristal, porque nunca antes había tenido una, se las toqué eran tan hermosas, aunque estuvieran rotas, no perdían su delicadeza y su belleza.

Recordé cuando me había dañado mis rodillitas y mi madre me las había curado con ese gran amor que en ella habitaba y así lo hice lo llené de amor, de caricias, de palabras de cariño… y día a día se iban curando…

Hasta que un día sus alitas de cristal estaban totalmente curadas, pero aún así mi pequeño unicornio no se atrevía a volar, porque cuando lo hizo se calló y se lastimó y tenía miedo de volver a intentarlo. Yo lo miré y no entendía el por que, si ya estaba curado… ahora entiendo ese miedo que de niña nunca conocí, ahora comprendo ese miedo de volver a volar, después de una caída que lastimó un corazón… en ese entonces no lo entendía y lo obligaba a volar, pero con obligarlo no lo lograba, porque eso nace del alma; esa era su decisión, cuando estuviera preparado volvería a volar.

Era tan pequeño que lo guardé dentro de mi… y ahora después de un tiempo esta frente a mi, tan fuerte, tan seguro… me sonrió y eso me bastó para entender que al fin llegó el día, ahora esta preparado para volar, ya no le tiene miedo de volver a empezar…


Mis estrellitas perdidas, ustedes son como mi pequeño unicornio, que llegaron a mi heridas, con el corazón entre sus manos, rotos y trizados… y yo con mis palabras trato de ayudarlas, de curarlas… y se que algún día estarán preparadas para volar…quizás no sea mañana, pero habrá un día en que lucirán esas hermosas alitas que con los días debemos de curar…


(¯`•.♥ Anita ♥.•´¯)

3 comentarios:

Unknown dijo...

Abrir las alas y animarse a volar, no es fácil, pero tampoco imposible.
Cuando las heridas son muy profundas, pese a cicatrizar, queda esa sensación de molestia...después desaparece, y empezamos a preguntarnos "porqué no sigo adelante, porqué no volar?". Ahi, llegamos a la cornisa, y tomamos empuje, pero nuevamente nos damos cuenta que nuestras alas, tienen miedo de volverse a lastimar...y de golpe aparece algo/alguien, que nos da ese emujoncito, y volamos.
Fuerza, tiempo, y no dejar de intentar volar...
Abrazos enormes!

Anónimo dijo...

Quizás en la vida, a veces volar no es fácil pero, muchas veces para alcanzar las metas que nos propongamos no hay más remedio que aprender a iniciar el vuelo aunque, el miedo nos invada o se halle en el interior de nuestros corazones, para luchar, para intentar conseguir aquello que anhelamos, que deseamos, para llegar a donde queremos llegar.

Muy tierno el texto. Me ha encantado.

Un beso enorme. Y...

¡¡Feliz 2008!! Acompañada del cálido, acogedor y tierno abrazo de los tuyos, que éso es lo mejor que existe y a veces, no se necesita más para ser feliz.

Ana*Lu dijo...

hola amiga

Espero que estes muy bien...y tú mejor que nadie lo sabe, de todo lo malo se aprende, así que aprender y crecer para seguir volando!!

Besos!!